Por Ana Clara Bérgamo
A veces se me torna difícil saber por dónde empezar a hablar de una obra. En especial cuando, como en este caso, todos los componentes están como hilvanados de un modo en el cual no compiten entre ellos sino que funcionan conjuntamente.
Revelación es una obra escrita por Agustina Gatto, gracias a la cual recibió un premio del Instituto Nacional de Teatro. La autora de Buscado hace esta versión especialmente para la puesta en escena de Tatiana Sandoval.
La obra saca a la luz un tema controversial, la Religión y la relación con Dios. La reflexión surge a partir del contraste de las creencias de cada personaje sumado a las presiones que impone una sociedad cuyos valores ya están asentados.
Esta discusión o reflexión es enfatizada por el ámbito en el cual se desarrolla la obra, el campo. Un espacio en el cual estas cuestiones parecen tener una relevancia mayor en la cotidianeidad de las personas.
Revelación es la historia de una mujer que, tras la partida de Juan y ante la incapacidad de vivir sola, da techo y amor a un hombre que aparece por la noche de improviso en su casa en busca de su malherido perro. Un hombre sin nombre.
Un hombre al que le asedia la muerte, una muerte que no entiende y llora por dentro.
Ella encuentra las respuestas en su Dios, mediador y creador de todas las cosas y relaciones en la tierra.
Juan como una especie de personaje fantasma interviene como uno más merodeando la escena, es una presencia-ausencia traída por ella, un ser entre mítico y real que tiñe las acciones y pensamientos de los otros dos.
En cuanto al trabajo de los actores, la obra cobra fuerza e intensidad con las intervenciones de Germán Rodríguez, cuya actuación está muy bien lograda y consigue hacer lucir a este personaje anónimo. Asimismo refuerza la actuación de Alejandra D´Agonstino quien también logra una buena interpretación.
La escenografía realizada por Ariel Vaccaro retrata con simplicidad y calidez la propuesta y nos sitúa en el ámbito rural mencionado.
En relación a este espacio, la directora Tatiana Sandoval plantea un juego espacial interesante y dinámico. Por un lado, los personajes transitan entre un adentro y afuera de la casa. Se podrían describir cuatro espacios representados: dos que pertenecen al afuera y dos que son del ámbito del interior de la casa. Estos dos últimos espacios están además recortados por una pared, por suya ventana podemos espiar lo que ocurre en la habitación dando una sensación de mayor intimidad.
Por otro lado, hay espacios evocados que se llevan a la escena por un mecanismo de síntesis, como sucede con la riña de perros. Dichas evocaciones multiplican los espacios que atraviesan los personajes.
Revelación es una historia de amor atravesada por las creencias religiosas y las presiones de la sociedad. Es una puesta y apuesta interesante dada la complejidad del tema y del texto.
Publicado en Leedor el 9-04-2010
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